El camino que uno recorre hacia un objetivo en concreto tiene muchos matices; hay momentos de motivación, momentos críticos (cansancio, desgano, molestias, etc.), momentos felices y los que no son tanto. No solo para el que se está preparando sino también para la familia (al menos en mi caso) y más cuando uno llega a cierta edad (40 años, por ejemplo). Las ganas para mi fueron como si fuera la primera competencia, lo viví con mucha ilusión e intenté prepararme a conciencia, sabiendo de que tenía que rendir al máximo nivel y hacer el máximo esfuerzo; los años no perdonan (viejas y nuevas lesiones) y te pasan factura cuando menos lo esperas. ¡Aún así las ganas pudieron más!

 

Compartí esta preparación con mucha gente; compañeros, amigos y gente muy joven comparada conmigo. A pesar de eso me sentí como uno más, y así me lo hicieron notar desde el primer día todos los equipos; juveniles, adultos masculinos y femeninos. Y más allá del buen resultado que logré, me quedo con el enorme respeto que me demostraron cada uno de ellos.

Esto se logra, como bien dicen los que saben, con constancia; y yo agregaría también gracias a la gente que te ayuda, desde la familia (Eugenia Peña, Lucciano y Alma que me aguantan ante todo), los compañeros Marcelo Bentancourt y Agustín López con los que entreno todo el año, a los alumnos,  hasta la gente que te da una mano con la preparación física y también nutricional; en este caso gracias a Fernando Muga. Por su puesto a mis compañeros de selección; Martín, Jacobo, Alex, Jose Luis, Federico, Fernando, Oscar, Dilan, Nelson y Antón, y también como parte esencial a los entrenadores de la selección, Antonio "Dache" Blanco y Daniela Goitre. Cuando se combina todo esto solo puede haber buenos resultados.

Agradezco a cada uno de ellos y me quedo más que con las medallas con todo lo vivido, el respeto y cariño de todos ellos.

Gracias a la FITE y a sus integrantes por la excelente labor.

TAEKWON!!!